Eléctrico y conectado: el coche del futuro se abre paso

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Ana Belén Madrid

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Un coche eléctrico capaz de reservar una cita con el taller si necesita que le echen un vistazo o de encender la calefacción de nuestra segunda residencia cuando vamos de viaje. Suena a ciencia ficción, pero no lo es: algunas de estas cosas ya las pueden hacer los vehículos actuales.

Sin embargo, las posibilidades que abren la conectividad y la electrificación de los motores son prácticamente infinitas. Su tirón entre los conductores refuerza este argumento. El año pasado las ventas de coches eléctricos crecieron el 52% en España. La conectividad, por su parte, está cada vez más presente en los vehículos y muchos conductores ya no conciben sus desplazamientos sin que su móvil esté integrado en el vehículo.

Un futuro sin obstáculos

Ni atascos, ni baterías agotadas, ni despistes a la hora de elegir la salida adecuada de la autovía. Los coches del futuro no encontrarán apenas obstáculos en su camino, a medida que la electrificación y la conectividad vayan avanzando.

La autonomía de los coches eléctricos es uno de los aspectos sobre los que más se trabaja en la actualidad. No falta mucho para que estos vehículos permitan a sus conductores desplazarse 600 km sin necesidad de acercarse a un enchufe. Y no solo eso: la velocidad de recarga de sus baterías será cada vez mayor y se podrán aprovechar las pausas para tomar café y estirar las piernas para reponer el 80% de su autonomía.

Los coches del futuro no encontrarán apenas obstáculos en su camino

La autonomía de los coches eléctricos es uno de los campos sobre los que más se trabaja

En cuanto a la conectividad, se trata del primer paso hacia la conducción autónoma. Un vehículo capaz de estar conectado con su entorno de manera permanente evolucionará con total seguridad hacia la capacidad de conducirse solo.

Algunos ejemplos que ya se dan en la actualidad son el sistema de conducción semiautónoma en atascos, que acelera, frena y se mantiene en el carril de forma autónoma hasta llos 60 km/h, evitando tensiones durante las retenciones. También existe el dispositivo Front Assist con detección de peatones, destinado a evitar atropellos. El Emergency Assist, por su parte, ayuda al conductor a evitar situaciones peligrosas y paliar los efectos de un posible accidente, mediante acciones como el accionamiento del freno cuando es necesario.

Si nuestro coche sabe cuáles son las normas que rigen en cada tramo de la carretera, mide la presencia de vehículos, obstáculos y peatones en la calzada, o conoce el estado de la ruta en todo momento y actúa en consecuencia, el siguiente paso que adoptará será la conducción autónoma. Ese será el momento en que el conductor se convertirá en pasajero.

Aunque todos estos avances parezcan parte del argumento de una película futurista, la realidad es que ya están implantados en muchos vehículos. Además, el futuro ya está a la vuelta de la esquina: dentro de tres años, la autonomía extendida de los coches eléctricos estará ya en el mercado. Por su parte, los expertos esperan que en 2025 la conducción autónoma ya sea una realidad.